viernes, 28 de noviembre de 2008

Historia 2 Enfrentando el malestar y la hostilidad de sus alumnos


En una prueba parcial, a la mayoría de los alumnos de un curso tuvo una muy baja calificación. De una escala de 1-7, la gran mayoría obtuvo entre un 1.8 y un 2.8, lo que corresponde a un desempeño deficiente. Cuando las evaluaciones fueron entregadas en la clase siguiente, y a pesar de que el feedback era claro y específico, los alumnos en masa se lamentaban y reclamaban al profesor por las malas notas.

Unas horas más tarde, en el patio de la Universidad, estaban los alumnos reunidos en un rincón comentando el fracaso en la prueba. El profesor pasó por el lado y ellos, de manera informal y ´medio en broma-medio en serio´ desde lo lejos exclamaron al profesor: ´Profesor, espérese no más la evaluación que nosotros nos estamos preparando hacerle a Ud al final de semestre. Estamos listos para rajarlo (ponerarlo mal)´…Esto fue dicho en un contexto en que no era identificable quien hizo el comentario y hubo risas generalizadas de aprobación de parte del resto por lo que se decía.

A pesar de que esto fue algo dicho fuera del aula, el profesor se sintió muy sorprendido, desilusionado y desconcertado por lo subido de tono del comentario -- el que claramente no podía considerar sólo una broma. Sintió el impacto emocional, la falta de respeto de los alumnos. En vista del fuerte impasse que esa situación produjo, y aunque solo pasaba por el patio, decidió devolverse y hablarle a los alumnos, mostrando seriedad y preocupación por lo que estaba pasando. Casi sin saber qué les diría y pese que no se vislumbraba un diálogo agradable, el profesor igualmente tomó la decisión de enfrentar a los alumnos. Todo ocurrió muy rápido. Caminó unos pasos, se acercó a ellos y lo que le surgió decirles en ese momento fue lo siguiente: ´Miren estudiantes, yo no hago clases por la evaluación final que Uds. me puedan hacer; mi clase yo la hago para que Uds. aprendan y porque considero que lo que tengo para enseñarles es algo importante. De lo contrario no estaría enseñando.´ En definitiva, el profesor les recordó lo que trascendía a la nota misma. En ese momento, los alumnos lo escucharon con seriedad pero no hicieron mayores comentarios, de modo que el profesor nunca supo con certeza si el evento había quedado o no bien cerrado. Si bien durante el resto del semestre, en las siguientes evaluaciones los alumnos mejoraron su desempeño y las clases fueron realizadas normalmente, el profesor sentía inquietud por la evaluación de fin de semestre de sus alumnos. No sabía hasta qué punto había quedado resuelto el incidente, ni hasta qué punto la retaliación fantaseada y anunciada por los alumnos se materializaría.

Para sorpresa del profesor la evaluación final que recibió de estos alumnos fue muy buena. Sacó por conclusión que los alumnos no lo juzgaron mal por ese incidente. Más bien le fue confirmado lo apropiado que había sido enfrentar la frustración y hostilidad de los alumnos; lo beneficioso de haber sido claro, de haber actuado con transparencia y haber tomado una segunda instancia para aclarar y re-enmarcar el incidente. Como resultado de este evento, el profesor reporta también haber ganado insights respecto de su propio desempeño; se dio cuenta de la necesidad de hacer aún más aclaraciones y explicitaciones a los alumnos --respecto de sus evaluaciones y lo que pueden esperar de estas, de modo de facilitarles un mejor desempeño en pruebas.

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