viernes, 28 de noviembre de 2008

HISTORIA 1 Un momento de frustración y rabia que fijó el límite.

Un día miércoles por la mañana, en el 1er módulo (8:00-9:15am) los alumnos tenían una evaluación importante. La prueba había sido planeada y avisada con anterioridad. El profesor había explicitado que la puntualidad era un requerimiento, que la prueba sería objetiva (o de selección múltiple) y, dado que la sala no era muy grande y que los alumnos estarían bastante próximos físicamente trabajando durante la prueba --uno al lado del otro-- habrían dos versiones de prueba (Formato A y B), que impediría la copia.

Ese día miércoles desde muy temprano estaba profesor organizando la sala y desde las 8:00am repartía pruebas, dando inicio a la evaluación programada. Algunos alumnos igualmente llegaron atrasados (2, 3 y hasta 5 min. de retraso) pero pudieron incorporarse a la distribución de prueba sin mayor problema. Una alumna, sin embargo, llega a las 8:20am. Es decir, llega 20 min. atrasada a un test que duraba 75 min. Al profesor esto le parece excesivo.

El profesor se indigna por el hecho. Le parece el atraso de la alumna irresponsable, irrespetuoso y disruptivo con la implementación del test, además de una conducta de prueba inapropiada. Aunque sin hacerse cargo realmente, la alumna reacciona ante la indignación del profesor excusándose, aduciendo a problemas de estacionamiento, lo que al profesor no le parece una razón legitima e irrita aún más la falta de criterio de la alumna.

El profesor siente una frustración y rabia inmensa; eleva la voz, increpa a la alumna diciéndole que es el colmo su actitud. El profesor reporta su emociín así ´Le dije esto con toda la intensidad de la emoción de mi molestia, lo dije como lo sentí --sin ningún filtro; fue fuerte el momento….Se notó en toda la clase que yo estaba enojado (El profesor tiene un tono de voz fuerte y profundo de modo que seguramente su expresión fue intensa). Luego que expresé mi indignación, se produjo un silencio absoluto en la sala…

El profesor reporta: ….´como fue tan incómodo el episodio yo después me sentí mal. Sentía fuerte los latidos del corazón, me demoré un tanto en recuperarme.´ ´A los días pensaba y me preocupaba qué pensarían de mi los alumnos. Podían pensar cualquier cosa: desde que soy un profesor enojón; que los trato como a niños chicos, etc. Me preocupaba también las posibles consecuencias de esta expresión de rabia–si afectaría negativamente a la evaluación que los alumnos le hicieran de mi desempeño al final del semestre.´ Por tal razón, la semana siguiente al episodio, antes de comenzar su clase, el profesor se disculpó a la alumna por el ´tono´ de su expresión emocional, aunque, le aclaró, no por lo que quería puntualizar de fondo (requerimiento de puntualidad en el test). En este momento de mayor calma, la alumna también se disculpó al profesor de una manera más genuina y así el roce entre ambos se diluyó. Para sorpresa del profesor las evaluaciones de estos alumnos al final del semestre estuvieron muy buenas. Los alumnos valoraron bien tanto al profesor como al aporte de la asignatura. Esto lo que le dio a pensar al profesor que si bien este momento de alta indignación y rabia no fue un momento agradable para nadie, esta no trajo consecuencias negativas en la evaluación de su desempeño. Por el contrario, la clase funcionó bien el resto del semestre y…..ningún alumno después de eso llegó atrasado a una evaluación.

No hay comentarios: